Vegetal versus Química
Luego de una corta glorificación de la coloración química proveniente de la petroquímica reinante, fueron llevados a cabo numerosos estudios que determinaron los efectos nocivos de este tipo de coloraciones para la salud (alergias, cánceres) y para el medio ambiente (polución del agua). Es hora de decir ¡basta de productos nocivos!
La coloración química torna poroso el cabello ya que separa sus escamas para que el colorante sintético penetre. El amoníaco abre las escamas y propulsa el óxido que quema los pigmentos naturales del cabello. Este método de coloración fragiliza la estructura del cabello, lo convierte en quebradizo, áspero y apagado. Es necesario utilizar productos ácidos que cierren las escamas. El cabello queda sensibilizado hasta su nuevo crecimiento. Este procedimiento es igualmente agresivo para el cuero cabelludo, puede sensibilizarlo y provocar picores.
El baño de plantas se adhiere naturalmente al cabello, lo recubre creando una capa de protección que lo refuerza. La coloración vegetal se superpone sin modificar la estructura del cabello. Los pigmentos vegetales envuelven el cabello otorgándole más espesor y brillo a la vez que preservan su elasticidad.
Los pigmentos vegetales se fijan naturalmente al cabello, crean una capa protectora y colorean la cutícula.
Así, cada coloración es única, es una composición a partir de la base natural del cabello y de la paleta.
El agente alcalino separa las escamas del cabello. Los pigmentos melánicos son quemados por oxidación (el cabello se aclara). Los pigmentos sintéticos penetran la corteza y la colorean.
Así, los pigmentos melánicos son en parte suprimidos y reemplazados por los pigmentos sintéticos. Deben utilizarse productos ácidos a fin de cerrar las escamas, pero la estructura misma del cabello queda debilitada.
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